En el año 1921 David Flood, su joven esposa, Svea y su pequeño hijo de 2 años dejaron Suecia rumbo al interior de África. Viajaban con otra joven pareja misionera — estas dos parejas habían sido miembros muy activos, cantaban en el coro de la iglesia, Svea tocaba el violín y era solista. Habían comprometido sus vidas a llevar el evangelio a las tribus perdidas de África....
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